Image Hosted by ImageShack.us El Camaleón

7/07/2004

Siete para habitar el mundo.
1)
Sale el aire, en un continuo eructo, no es por destrozar la boca que lo contuvo, ni es por maldecir el espacio que lo contendrá, es su continuo ir y venir, hacia otros lados desconocidos. Es ese mismo el aire, que beben los recién nacidos en su primer bocanada de muerte, entre una mano de madre proxeneta y asesina, besando esas mejillas recién paridas, que le da aquel aire que lo ha de habitar hasta su liberación del cuerpo. Muerte te vales del azul del cielo para reinar esta herida que es la vida.

2)
A mí no me circuncidaron
sin embargo,
me han quitado los cortos
y me han vestido/ mutilado
de pantalones largos.

3)
Listo siempre,
a la orden de cualquier
mandato, por lúgubre que sea.

4)
No me arrancaron de la carne
pero me han dado un peso enorme
invisible pero manifiesto
en el cual descansar mis ideas.

5)
Es este río caudaloso, el que nos habita, como una mandrágora en invierno, que duerme entre las piedras, para despertar como una salamandra, como un ave entre el fuego de las piedras que somos nosotros. Y es ahora, el aire, anguila sustancia que lo habita todo. Un narcótico que es la esencia del transitar en este valle de lluvia. La muerte es azul y nos habita desde la primer palmada encomendada a dios. Somos dos en la transparencia, en las crestas, dos desde el mismo cuerpo que transpira parte de sí. Dos, las líneas paralelas del deseo y de la muerte.

6)
Es esta misma piedra en la que descanso,
en la que su peso orada mis piernas
ya viejas de juventud.
Es el peso de mi sepulcro
el que cargo y me reconforta
el que no me deja mirar.
Nada hay más allá de su apacible
cansancio. Este no es el mundo
la materia viva ha cedido su lugar
a la muerte de las palabras.

7)
Para que habite el humano
se ha sacrificado un mundo
en aras de su progreso.
Sin embargo,
es la muerte
la que lo mantienen en la línea
básica. Aire de tu boca.