A veces me preocupa no soñar
A Fanny
por decirme que no era filosofía;
era úlcera
A veces me preocupa no soñar.
Tener los ojos abiertos
cuando la oscuridad
empieza, líquidamente, a absorber el día.
Me preocupa
que yo me encuentre
en esta silla,
mientras el sol se pone su manto oscuro,
que los automóviles
silben velozmente fuera de mi ventana
y en ese momento
yo esté recibiendo
a la oscuridad
como a un llanto de un lobezno.
Me preocupa
el tiempo sin sueños.
Ya sabes,
ese tiempo que se ha metido en una congeladora
y que se encuentra inerte
encarcelado
fijo
muerto desde su principal inmovilidad.
Me preocupan cosas elementales y simples:
mirar mis manos
y que ya no sean las mías,
mirar una partícula de polvo
sobrevolando la sombra y la luz que se arroja por la ventana.
Me preocupan cosas llanas,
vulgares,
tristes.
No mirar tu mano,
aquella que lo poseía todo,
aquella que el tiempo
volvía un mar nombrado,
aquella que significaba.
Tu mano
mixtura de todos los nombres
objeto inalcanzable.