Es ese último viaje
alienado.
Somos ternura de mares
tenemos una oruga que canta
libre en el pecho
un mono sabio rige nuestras vidas
y aún
nos da miedo ese último viaje
aliado del devenir
de la fruta picada
del animal muerto.

Nos hemos tensado de la cuerda
intentando caernos
con nuestros brazos fuertes
intentando caernos
con nuestras lágrimas congeladas
intentamos no caernos
con la amargura de siempre
la vuelta de reloj
y el invierno florido.

No hay nada que decir
los barcos parten
y las nubes son el espejo del viaje.
Nosotros somos arena finita
imaginando a un barco que parte
en un inmenso páramo de espejos.

Intentando caernos
la vida se nos revela en el rostro
como un último viaje
más profundo
y más ebrio.

Ayer
eras la mujer lejana
en tu pantaloncito corto
y tu cara nuncametendrás

Yo andaba francamente en la pendeja
haciéndome el fariseo
o de perdida el muy bruto
con aquella otra mujer
que era tu vecina
o de perdida tu conocida

esa blanca mujer
que te revienta el rojo de tus mejillas
y que más tarde me dirías
te cagaba la madre

Hoy
compartimos la misma cama
y a tu padre le dije con mejor mirada
que si me la volvía a hacer de pedo
lo iba a reventar

Que mujer tan lejana eres
como la mujer que siempre sería mía
y sin embargo no estaba

Bella y alada
no es que te merezca
como ya lo sabemos
tomo lo que se me antoje y tenga a la mano
lo que ocurre
es que debías de caer a esta trampa

Tú misma te pusiste la cuerda al cuello
y no conforme con hacerte la muertita
jalaste con ambas manos
como diciéndome
aquí estoy
despójame de todo

Y yo
por decirlo en pocas palabras
te amo y me encanta tu sexo
(aprovecho este poema
para mandarte a chingar a tu madre, de vez
en cuando)
así de simple
y nunca hubo el encantamiento
de las rosas
ni el halo fino de la aurora.

Ya que estamos muertos
vente a mi boca
chiquilla
vente ya.